Este post fué publicado en mi perfil en Netlog, el pasado 11 de Mayo de 2011. Debido a las limitaciones que impone la censura de Netlog a las imágenes y los textos que se publican en su página, el contenido de ese post tuvo que ser modificado para no incumplir el Código de Conducta de esa red social. El presente post se muestra sin censura, tal y como fue originalmente creado.
Yoshitaka Kawakami es un artista que no deja indiferentes a los espectadores de su obra. Nacido en 1970 en la prefectura de Aichi, en Japón, y utilizando el pseudónimo de
Yock, empezó a crear gràficos computerizados en 3D hacia 2002. Emplea habitualmente el omnipresente
Adobe Photoshop, que no necesita presentación, y el conocido programa
Maxon CINEMA 4D, muy usado en medios de comunicación para hacer animaciones. Sus obras más conocidas están fechadas a partir de 2003.
Kawakami es difícil de seguir por Internet. Al menos, para los que no sabemos japonés... Su primera exposición individual fue en 2005 en la galería
Vainilla "Ichiridzuka". De Yoshitaka Kawakami existe poca información en la red. Que yo sepa, carece de página
web propia, lo cual obliga a ir siguiendo su obra a través de informaciones publicadas en algunos
blogs de admiradores suyos (como el de la
Salamandra Family en
Blogger) o en las páginas
web de las galerías que exponen su obra. Existe un perfil en
Facebook bajo el pseudónimo de
Yock, pero salvo una galería de imágenes, apenas contiene información. Todos estos enlaces se pueden seguir en el listado que he incluido más abajo. Por supuesto, agradeceré mucho cualquier información adicional que alguien me pueda proporcionar sobre este artista.
Kawakami utiliza preferentemente chicas de enseñanza secundaria como tema central de sus trabajos a mitad de camino entre el fetichismo nipón más salvaje y la denuncia de los abusos de poder, tanto machistas como sexuales. En Occidente a menudo nos asombra la crudeza con la que las culturas orientales afrontan la desgracia humana. Desde nuestro punto de vista, el mundo oriental, externamente tan sofisticado y evolucionado, con unos orígenes culturales milenarios, olvida completamente los conceptos tan cercanos a nuestra tradición como son la compasión, el perdón, la amabilidad. Para un occidental, criado en la tradición de origen cristiano, estas imágenes son inhumanas. Su temática ataca directamente a la sensibilidad del espectador, sin ningún tipo de piedad. Es una obra dura, inquietante, que pone en duda la estabilidad mental del ser humano. Kawakami se dedica a eso, a mostrarnos situaciones tórridas con el envoltorio de un caramelo dulce, muy dulce...
Kawakami trabaja con la figura humana, siempre en forma de colegiala de aspecto frágil e indefenso a la que se atreve a herir, a despedazar, como si quisiera de esa forma retratar las dificultades a las que se enfrenta el ser humano en la sociedad actual. Porque esas imágenes contienen a la vez todo el horror, toda la agresividad de lo macabro enfrentado a la fragilidad humana, aún más acentuada al utilizar la figura femenina. ¿Por qué lo hace? ¿Quiere denunciar algo? ¿O simplemente es una manifestación más de un fetichismo absurdo por la violencia y el sufrimiento? Sinceramente, no tengo una opinión definitiva sobre la obra de Kawakami. En la iconografía japonesa, incluso en la tradicional, es frecuente observar ese desprecio que comentaba antes por la persona. Siempre la voluntad del señor por encima de la del vasallo; la del hombre sobre la de la mujer; el honor antes que la supervivencia; el bien común antes que el individual... Todos esos rasgos característicos del Japón histórico se pueden entrever en el Japón moderno. Y se manifiestan en infinidad de casos tanto en el arte clásico como en las nuevas formas de arte.
Manga y
anime están repletos de esta visión de la vida humana que Kawakami interpreta a su modo, pero siguiendo esas líneas generales.
Las imágenes que he seleccionado para ilustrar este breve ensayo sobre la obra de Kawakami me despiertan diversas reflexiones. Cada imagen está comentada y esos comentarios son, por supuesto, totalmente personales y subjetivos. Agradeceré opiniones al respecto. Tanto si se está de acuerdo conmigo como si se discrepa. Es lo que tiene el arte...
Nota sobre las imágenes
Dada la particular temática de la obra de Kawakami, las imágenes que ilustran este breve post podrían suscitar algún tipo de rechazo y herir alguna sensibilidad especialmente delicada. Hay que saber interpretar el mensaje del artista y no dejarse llevar por las primeras impresiones. Como he dicho antes, este japonés ataca nuestra vista para remover temas delicados. No es apto para paladares sensibles...
Selección de obras de Yoshitaka Kawakami
He procurado subir a este post todas las imágenes de Kawakami que se pueden encontrar en la red. Tal vez me falte alguna, ya que resultan complicadas de rastrear. Por eso mismo, agradeceré cualquier indicación sobre imágenes que yo desconozca su existencia.
AÑO 2003
La primera imagen de esta selección es un ejemplo típico de toda la obra de Kawakami. No hay ningún elemento que explique el porqué de lo que vemos. No hay un porqué. Es la belleza e inocencia, representados por una colegiala en la frontera entre la niñez y la adolescencia, manchadas por el horror. Aquí, es un horror limpio, quirúrgico, sin signos de dolor evidentes. Pero horror al fin y al cabo. Kawakami no explica qué pretende. ¿Denunciar? ¿Escandalizar? ¿Asustar? Actúa como un mero notario de lo que ve. Pero sus visiones nos dejan heridas difíciles de curar.
En esa segunda imagen sí que encontramos un mensaje. Kawakami nos habla por fin de lo que piensa, de lo que siente... Manos invisibles manejan vidas inocentes a su antojo. La sensación de dolor es casi física. Uno no puede mirar esta imagen sin sentir como el dolor se clava en la piel. Duele mirar.
La crucifixión como paradigma del castigo y del dolor es un elemento universal que emana de la tradición cristiana. Pero aquí no hay pecados que redimir. Tan sólo inocencia y belleza robadas y castigadas. Para los que nos gusta el diseño gráfico y la fotografía digital, este es el resultado del boceto que he publicado como segunda imagen de este post. La mayoría de programas de modelado en 3D utilizan técnicas de dibujo de contornos de superficies como la que se aprecia en el boceto.
Un elemento también presente en la obra de Kawakami es la venganza. El artista japonés nos horroriza mutilando y maltratando colegialas... Hasta que alguna de ellas se rebela y se desquita del dolor sufrido. Entonces la crueldad de la venganza es tan demoledora como el castigo previo. En ese sentido, las colegialas de Kawakami se comportan como animales salvajes. Sin odio, sin motivos personales. Han sufrido, pero ahora mejor apártate de su camino... Aunque aquí no se aprecia, ya que la imagen nos da la espalda, sus miradas estan vacías de alma tanto cuando sufren como cuando se rebelan.
Sin ser directamente macabro, resulta inquietante la visión de una estatua... que parece estar viva. Kawakami ha tomado una imagen típica del arte clásico greco-romano y la ha convertido en una de sus vueltas de tuerca, con colegiala incluida. El erotismo de las formas femeninas que se aprecian bajo la delgada tela del vestido queda contrarrestado por los muñones que hacen de brazos y la ausencia de la mitad inferior del cuerpo. La sensación de indefensión que destila esa mirada baja es también muy obvia. Se hace difícil no pensar en el machismo japonés y en su visión de la mujer como un florero...
Cuando todo parece indicar que Kawakami nos permite unos instantes de descanso y se digna mostrarnos una imagen "normal", hace que la chica sonría y muestre su ortodoncia. ¿Es incapaz de apreciar la belleza por si misma? Parece que sólo poniendo una nota discordante se siente satisfecho el artista. De la misma forma que ocurre en la primera imagen que ilustra este
post, Kawakami no se limita a dibujar la cara de una chica joven más o menos guapa, sino que añade un punto discordante, una nota que rompe la armonía del conjunto. Y éstas son parte de las imágenes con contenido menos agresivo...
Hasta el ser más pacífico e indefenso puede terminar convirtiéndose en un enemigo despiadado que clama venganza. La violencia en las aulas es otra cosa. Aquí estamos hablando de alguien que ha sido anulado, violado, explotado... Hasta que encuentra la forma de liberar su rabia contenida. Kawakami nunca da porqués en sus mensajes. Ilustra el aquí y ahora, pero no el porqué.
Aunque la mutilación aparece con mucha frecuencia en los dibujos de Kawakami, su temática es variada. A veces es una agresión exterior, pero otras se trata de una medida quirúrgica: la víctima trata de deshacerse de una parte de sí misma. No nos gusta sufrir, así que lo mejor es extirpar la parte de nosotros que nos duele. ¿La conciencia? Siempre son imágenes desagradables, sin ningún tipo de concesión.
Años de videojuegos de
survival horror no han pasado en balde por nuestras vidas. Las referencias a
Resident Evil o a
Silent Hill (por citar dos de los juegos más famosos) son evidentes en este dibujo. Víctima y monstruo a la vez, nuestra colegiala es ahora un zombie cuyo brazo amputado nos saluda desde el suelo, mientras una mirada en blanco, inhumana, nos provoca un escalofrío... ¿Viene a por nosotros?
Podría considerarse a esta imagen como un resumen de la iconografía de Yoshitaka Kawakami. ¿Recordáis las colecciones de mariposas o de otros insectos que solíamos hacer cuando éramos niños? En la mente del artista japonés, se da una vuelta de tuerca a ese tipo de colecciones para incluir a sus musas en las mismas. No hay sangre, no hay detalles escabrosos... Sólo un alfiler límpiamente clavado sobre el centro del cuerpo de la muchacha y sobre su bolsa del colegio, mantiene fijados ambos dentro de la caja de colección y nos sitúa el contexto. La ausencia de esos detalles malvados no significa que el mal no esté presente, aunque lo está de una forma más sutil y, en consecuencia, más inquietante.
La impresión de estar delante de un especimen clavado en una caja de muestras se ve reforzada aquí de forma especialmente violenta. Kawakami, además, le hace un guiño a las temáticas BDSM, tan afines a algunas de sus fantasías. Duele mirar este dibujo...
Aqui no hay venganza. La muchacha muestra signos de violencia (el ojo tapado, la muñeca vendada con restos de sangre...) pero no es una chica asustadiza y sumisa. Su mirada es amenazadora. Nos está diciendo: "Ya te atraparé y no te va a gustar lo que te voy a hacer". ¿Qué hacen esos estos de sangre en la reja? La reja, ¿protege a la chica o nos protege a nosotros de ella? La semisonrisa de Gioconda no nos da respuestas. Si quieres respuestas, atrévete a traspasar esa reja. De nuevo el ambiente nos recuerda a los videojuegos de survival horror...
Otro de los temas fijos en la obra de Kawakami, es la presencia de caras sobre diferentes partes del cuerpo de sus heroínas. No sabría decir si estamos delante de un alegato contra el aborto, que sería la primera interpretación que se me ocurrió al ver este dibujo, o bien se trata de una alegoría sobre el silenciar la propia conciencia. El artista japonés es siempre críptico en sus mensajes.
Heridas cosidas de formas que duelen de mirar... Es otro de los temas favoritos de Kawakami. La fortaleza ante el dolor, la aparente serenidad con la que sus heroínas afrontan la desgracia, es también un recurso recurrente en sus dibujos. Tampoco falta el detalle delicado, sensible. En este caso, la forma como la muchacha coge la aguja, con delicadeza, y sus dedos de uñas cuidadas y aspecto suave.
Kawakami es siempre extremista en su interpretación de la realidad. Claro que tampoco es que podamos decir que sus dibujos plasmen una realidad creíble, ¿no? Al menos, eso espero. La dureza de las imágenes nos habla de un mundo de dolor que preferiría creer que no existe. Incluso bajo el punto de vista del BDSM, esta imagen es demasiado violenta para ser real.
El humor de Kawakami es siempre macabro. ¿Podemos imaginar un juego del tres en raya más sanguinario que éste?
De nuevo tenemos violencia sin motivo. No se da ningún tipo de información sobre causas o motivos (suponiendo que la violencia tenga algún tipo de motivación, claro). Las imágenes de Kawakami son impactantes por sí solas y podrían usarse para ilustrar tanto campañas contra la violencia de género como contra la violencia en general.
No es una imagen sangrienta, pero Kawakami hace un uso de los colores que la convierte en inquietante. El rojo interior del personaje aparece a la vista en una explosión que sugiere...¿qué? Es casi como contemplar una muerte en directo o una violación. El personaje se ofrece en una especie de sacrificio mudo.
Sumisión absoluta: es lo que Kawakami muestra en imágenes que revuelven la conciencia del observador. No exenta de matices eróticos (todo el arte de Kawakami contiene algo de erotismo) la actitud de entrega y sumisión de la muchacha contrasta con la seriedad y desprecio del (aparente) ejecutivo que empuña el arma.
La idea del suicidio es permanente en muchas de las obras de Kawakami. Los personajes femeninos de este dibujante no tienen miedo de enfrentarse a la muerte: ni como instrumentos de ésta, ni como sus víctimas. Son personajes que aceptan su destino con una serenidad sólo comparable a la de los niños que no conocen otro mundo que su propia desgracia.
¿Qué puede causar un impacto más directo en el ojo del público? ¿Tal vez el contraste entre la belleza adolescente y la monstruosidad en forma de elefantiasis...? Yoshitaka Kawakami es un experto en el manejo de estos contrastes...
Seguimos descomponiendo la belleza e inocencia para mostrar el lado oscuro que habita en el interior. Aquí se nos muestra un interior vacío, sin nada especialmente amenazador que nos altere... Pero, ¿qué significa esa sonrisa de la cara? ¿Qué puede hacerle gracia a este ser de aspecto externo humano e interior vacío?
Kawakami recurre una y otra vez a los mismos elementos para causar sorpresa y repulsa en su público. La sonrisa, aquí distorsionada por las manos esqueléticas, nos muestra una dentadura imperfecta en una cara de niña. Y contrasta la siempre inquietante presencia de un esqueleto con la aparente normalidad y colorido de un lazo rojo de colegiala. Siempre tenemos el contraste entre la belleza y el horror.
Kawakami es apreciado en ciertos ambientes BDSM por su tendencia al fetichismo y el sadismo que a veces muestra en sus imágenes. No sólo vive de mutilaciones, suicidios... etc, sino que explora en ocasiones algunas formas de castigo tanto físico como psicológico.
Casi podríamos componer una serie con los dibujos de Kawakami dedicados a las amputaciones. Especialmente de una pierna. La burla del calcetín convierte una imagen que podría ser simplemente triste por la desgracia vivida por la protagonista, en una grotesca broma que hace escarnio de dicha desgracia.
AÑO 2007
Descomponer la realidad para descubrir lo tétrico que se esconde debajo puede ser tan simple como un ecuación matemática en la mente de Yoshitaka Kawakami. El problema para el observador de sus obras es descubrir cuál es esa ecuación. Kawakami siempre consigue sorprender.
La crueldad de Kawakami es evidente en la mayoría de sus dibujos. La delicadeza de las manos y de los rasgos de la chica contrasta duramente con el imposible corte que le recorre la cara. Para aumentar la sensación de repulsa, Kawakami, además, cose de forma bárbara y sádica la herida, mediante una serie de grapas...
AÑO 2008
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