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sábado, 24 de septiembre de 2011

El método científico (V)

En esta introducción a la Ciencia y a su forma de hacer las cosas, falta explicar el segundo puntal básico del método científico. En mi post anterior, explicaba el principio de falsabilidad utilizando la crisis de la llamada Mecánica Clásica cuando apareció la Teoría Cuántica. Hoy toca hablar del principio de reproducibilidad...

¿Qué significa que un fenómeno ha de ser reproducible? ¿Por qué, a diferencia de las experiencias religiosas, las abducciones por parte de los extraterrestres, las visiones del planeta Raticulín (#1) y un número enorme de idioteces parecidas, los experimentos científicos han de ser reproducibles?

© Sanja Gjenero - Engineering plans 2

Vayamos poco a poco...

En este contexto, entendemos que una experiencia, fenómeno... etc, es reproducible cuando cualquier persona es capaz de repetirla en cualquier lugar y en cualquier momento. Hay que matizar ésto, pero ya vemos la diferencia clara que existe con los avistamientos de OVNIs, ¿no? Por ejemplo, es evidente que ciertos experimentos científicos han de hacerse en determinadas condiciones que no siempre son fáciles de reproducir. Ejemplos de esto que quiero decir serían determinados fenómenos astronómicos: eclipses, conjunciones, etc. Pero, a diferencia de las experiencias místicas, cualquier persona es capaz de reproducir esos experimentos si se dan todas las demás circunstancias.

Analicemos las coincidencias y diferencias en los dos fenómenos que describo a continuación.

Caso 1: Todo el mundo sabe que, en ciertas noches de lluvia intensa o visibilidad muy reducida por la niebla, hay cierta curva de la carretera de la Rabassada (#2) que se vuelve muy peligrosa. Dicen que algunos automovilistas han contado que, circulando en esas condiciones por la carretera, han visto una chica haciendo autostop. Han parado y la chica les ha preguntado si la podían llevar a Barcelona (o a Sant Cugat, según el sentido de circulación del coche). Poco después, al acercarse a esa curva, la chica, muy alterada, les ha advertido del peligro que suponía la curva y les hacía reducir la velocidad. Una vez pasado el peligro, la chica desparecía misteriosamente. Simplemente, estaba sentada ahí, a su lado, y al apartar la vista de ella, dejaba de estar en el coche. La visión es un espíritu de una chica que falleció al estrellarse su coche en esa curva y que ahora aparece para salvar a los automovilistas de la muerte.

© JR Goleno - Ghost 1

Caso 2: Desde la antigüedad, se sabe que la corteza del sauce blanco sirve para bajar la fiebre y aliviar el dolor. Tal propiedad ha sido descrita por Hipócrates, Plinio el Viejo, Dioscórides y Galeno, entre otros sabios de la Grecia y Roma clásicas. A principios del siglo XIX, se aisló el principio activo de la corteza de sauce blanco, responsable de sus efectos curativos, la salicina. Posteriormente, a finales del siglo XIX, el químico alemán Félix Hoffmann sintetizó el ácido acetilsalicílico, que la Compañía Bayer (en cuyo equipo de investigación de nuevos fármacos trabajaba Hoffmann) comercializaría bajo la denominación comercial de Aspirina. Los efectos analgésicos del ácido acetilsalicílico se basan en sus propiedades como inhibidor de unos neurotransmisores conocidos como prostaglandinas.

© Nina Briski - Lab work

A simple vista, ya vemos que hay diferencias notables entre ambos ejemplos. En el primer caso, el caso de la autoestopista fantasma (una leyenda urbana como cientos de similares) las expresiones "todo el mundo" y "dicen que algunos" son las fuentes de información que se citan. ¿Quién es "todo el mundo"? ¿Quiénes son esos conductores que dicen que...? Barcelona es una ciudad de poco más de 1.600.000 habitantes. Si hiciésemos una encuesta, buena parte de las personas entrevistadas afirmarían que conocen a alguien que les ha dicho que tiene un amigo al que le pasó lo que relata el caso 1. Ahora bien, por amplia que sea la muestra, no hay ni un solo caso en que la persona entrevistada afirme que eso le sucedió a ella. Tampoco hay imágenes, ni fotografías ni clips de vídeo, que muestren a la famosa chica. Ni registros de su voz... Si cualquiera de nosotros pasara repetidas veces por esa carretera, nunca la vería... ¿Hace falta que siga?

© Thier Aquino - Lab

En cambio, el caso 2 ofrece una lectura muy distinta. Si cualquiera de nosotros tuviese fiebre o dolor de espalda (por ejemplo) y masticara un poco de corteza de sauce blanco, comprobaría que la fiebre o el dolor remitirían en parte, o incluso completamente. El proceso de extracción de la salicina está ampliamente documentado en la bibliografía farmaceútica y es posible repetirlo sin demasiadas complicaciones, incluso en un pequeño laboratorio casero. La efectividad del ácido acetilsalicílico para aliviar las dolencias que se supone que trata está documentada sobradamente ya que es uno de los productos más utilizados en todo el mundo: del orden de las 40.000 toneladas al año... Cualquiera de nosotros puede comprobar que lo que se dice en el caso 2 es, por lo menos, fiable.

La reproducibilidad de una experiencia científica es la base del conocimiento científico. Como diría Santo Tomás Apostol (#3)... Ver es creer.


NOTAS:

(1) El planeta Raticulín es uno de los lugares que menciona el vidente y sanador Carlos Jesús en sus actuaciones. Una visión menos humorística de las andanzas de este increíble sujeto (lo increíble no es que existan personajes así, lo increíble es que alguien los escuche) se puede encontrar en la página web El Almanaque.

(2) Carretera BP-1417, que enlaza Barcelona con Sant Cugat del Vallés a través de la Sierra de Collserola. Es muy famosa por su trazado sinuoso, antiguo escenario de carreras de subida en cuesta. En épocas recientes, se ha tenido que extremar la vigilancia policial porque era frecuente que se organizasen carreras clandestinas.

(3) Juan, 20:24-29 - Es conocido el pasaje donde Tomás Apostol expresa su incredulidad ante la resurrección de Jesús:
«Pero Tomás, uno de los doce, llamado Dídimo, no estaba con ellos cuando Jesús vino. Le dijeron, pues, los otros discípulos: Al Señor hemos visto. El les dijo: Si no viere en sus manos la señal de los clavos, y metiere mi dedo en el lugar de los clavos, y metiere mi mano en su costado, no creeré.
Ocho días después, estaban otra vez sus discípulos dentro, y con ellos Tomás. Llegó Jesús, estando las puertas cerradas, y se puso en medio y les dijo: Paz a vosotros. Luego dijo a Tomás: Pon aquí tu dedo, y mira mis manos; y acerca tu mano, y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente. Entonces Tomás respondió y le dijo: ¡Señor mío!, y ¡Dios mío!
Jesús le dijo: Porque me has visto, Tomás, creíste; bienaventurados los que no vieron, y creyeron.»

© 2011 - Pitufox27.
© Ilustraciones: en cada una de ellas se indica su autor y título. Han sido obtenidas de Stock.XCHNG.

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